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martes, 15 de mayo de 2012

Baros, invisible e inolvidable!


Hace unos días regresé de Maldivas, donde estuve una semana en la isla de Baros. La isla es muy pequeñita, tanto que ni siquiera se ve en el mapa, y solamente está el hotel que se llama igual, la isla entera se puede recorrer en unos 7 minutos. En el 2004 el tsunami destruyó todo lo que había en ella y tuvo que ser reconstruida en su totalidad.

El archipiélago de Maldivas tiene unas 1200 islas pero solo 200 están habitadas. En las llamadas "islas-hotel", como es el caso de Baros, solo vive el personal del hotel, existe una clara intención de separar el turismo del maldivo tradicional y así preservar la cultura del lugar. Para ir a las islas nativas hay que respetar sus costumbres, solo se puede ir ciertos días y a determinados lugares, y las mujeres deben cubrirse hombros y rodillas.

Culturalmente tienen mucha influencia y similitud con India y con Sri Lanka dada la cercanía, y eso se nota mucho en la comida, en la calma y el tiempo que dedican a las cosas, la religión oficial es el Islam pero la mujer tiene fuerte presencia.




                              


    



El lugar es un paraíso. El Océano Indico con sus aguas absolutamente cristalinas que dejan ver todo pescadito de color que anda por allí y su color turquesa en diferentes gamas, según la profundidad, la arena blanca y finita, una vegetación impresionante, exótica, muchísimas flores de colores. La gente del hotel es cálida, atenta y encantadora, saben que viven de quienes los visitan y ya desde que uno baja del avión tratan de hacerle todo fácil y agradable al turista.






El hotel tiene diferentes clases de habitaciones, las "villas' que son cabañas en la playa con techo de palma pero con todo el confort y el lujo que puedan imaginarse, algunas con su piscina privada, y las "water villas" que están construidas sobre el agua, yo me quedé en una de estas últimas y no me hubiera movido de ella durante toda la semana: un autentico placer!

La terraza de mi "water villa"



                                   
                           




El lugar es ideal para quienes gustan de hacer buceo o snorkelling, es lo mas! Arrecifes de corales, pescados de colores y hasta se pueden ver tiburones, que según dicen ellos son "absolutely friendly" (muy amigables), imaginense mi cara cuando la niña que nos entregaba el equipo para hacer snorkelling nos comentaba muy naturalmente esto. Una noche mientras comíamos en uno de los restaurantes vimos uno bastante pequeño acercarse a la playa, claro que desde la terraza del restaurante era muy interesante y curioso verlo...Hay muchas rayas, tanto es así que el logo del lugar es una raya y se dejan ver en la playa, aunque son muy tímidas con la gente y no atacan...







Mientras estuve allí vi dos casamientos...sabían que los japoneses plantan un árbol pequeño cuando se casan? en la isla hay un sector donde hay varios...






El bar de arena del hotel, bajo las palmeras, lindísimo y donde servían unos tragos de fruta excelentes!





Los atardeceres, otra de las grandes atracciones del lugar, se organizan cruceros para ir a esperar la puesta del sol y hasta románticas cenas en los "sand banks"...







Para la noche el programa es comer en alguna de las terrazas de los tres restaurantes que tiene el hotel, disfrutando de una noche muy clara y con una luna que ilumina con fuerza para luego ir por un trago al lounge del Lighthouse, el restaurante mas paquete del hotel,  con el sonido del Bodu-Beru (tambor grande) de fondo tocado por músicos del lugar...








Realmente "el paraíso invisible"...

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